No soy muy aficionado a hacer repaso de los acontecimiento del año que termina, lo mismo que no estoy de acuerdo con el dicho "cualquier tiempo pasado fue mejor", pero creo que el que estos días está llegando a su fin, si que merece un breve repaso.
Para empezar por algo, es conveniente recordar que nos hemos tirado prácticamente todo el año con un "gobierno en funciones", y ¡no nos ha pasado nada! Pienso que este es un dato muy importante para que en el futuro nos tomemos con mucha más tranquilidad los temas de la política y de los políticos.
Bien es verdad que, este año "sin gobierno", no ha tenido las mismas consecuencias para todos los partidos del panorama nacional. Al que mejor le ha ido, sin duda ninguna, ha sido al PP y al señor Rajoy. No ha tenido más que seguir tumbado en la columna en la que lo dibuja Peridis fumándose un buen habano, y dejar que los demás le hicieran la faena.
Los de Albert Rivera, Ciudadanos, cada día que pasa están más desdibujados y más lejos de esa centralidad política a la que aspiraban, sin conseguir ser la clave y la llave de la gobernabilidad del país, tal y como era su aspiración. De seguir por este camino, se convertirán en una pequeña adherencia de los Populares.
Podemos tampoco consiguió, con su estrategia de no apoyar la formación de un gobierno de cambio y de progreso tras las elecciones de diciembre de 2015, convertirse en las de junio de este año en la primera fuerza de la izquierda, a pesar de haber fagocitado a lo que quedaba de IU. Y en los estertores finales de este que termina, se encuentran enfangados un una pelea interna que se asemeja como una gota de agua a otra, a los que se desarrollan habitualmente en los partidos que ellos llamaban "la casta". Se han adaptado muy rápido a lo peor de la "vieja política".
Y mientras, el PSOE de mis entretelas, a punto de entrar en la UCI. Una mortífera alianza de la vieja guardia de las puertas giratorias, con los barones y baronesa que se la tenían jurada a Pedro Sánchez, primer secretario general elegido por la militancia en una primarias, provocó la dimisión de éste, y lo que es más grave, la abstención de la mayoría del Grupo Socialista en el Congreso de Diputados, que permitió al PP y a Mariano Rajoy formar gobierno. Solamente quince diputados y diputadas mantuvieron el voto negativo con el que el PSOE se había comprometido en las elecciones. Mientras la Gestora que surgió de la alianza pretende convocar el congreso cuando le venga bien a determinadas personas, la sufrida militancia se ha sublevado y no está dispuesta a que se los ignore una vez más.
El año que termina ha sido generoso en la nómina de famosos fallecidos. Por razones obvias quiero recordar a Fidel Castro, el dirigente cubano que será para siempre un mito del siglo XX. Con su muerte se cierra toda un época en la política latinoamericana y mundial.
Entre las cosas positivas que el año nos deja, quiero destacar una del ámbito cultural de nuestra provincia. Tras una larga y meritoria gestación por parte de un entusiasta grupo de palentinos y palentinas, este mes de diciembre nos ha traído, renacido de sus cenizas históricas, el Ateneo de Palencia. Más de trescientas personas, entre las que tengo el placer de encontrarme, esperamos colaborar para que nuestra capital y provincia recupere el lugar que le corresponde y se merece en todos los ámbitos de la vida nacional. Las puertas del Ateneo están abiertas a todos los que deseen colaborar en esta tarea.
Como ya dije al principio, no creo que cualquier tiempo pasado fue mejor, así que estoy seguro que 2017 será mejor que el año que mañana nos deja.
Al menos eso es que os deseo a todos y todas. Feliz 2017.
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