La libertad

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Miguel de Cervantes

viernes, 20 de agosto de 2010

Las primarias en el PSOE de Madrid

Anda estos días revuelto el "cotarro" político madrileño con el tema de la selección del candidato a las elecciones autonómicas mediante el procedimiento de "primarias", entre el actual secretario general del PSM Tomás Gómez y la ministra de sanidad Trinidad Jiménez.
Creo que en vez de escribir mi opinión sobre el tema, será mejor que reproduzca literalmente un artículo mío que se publicó en el periódico "El Norte de Castilla" el día 10 de marzo de 1998, con motivo de las elecciones primarias que en aquellos momentos se disputaban en el PSOE entre Joaquín Almunia y José Borrel.

EL PSOE Y LAS “PRIMARIAS”
(El Norte de Castilla 10/04/1998)

En el año 1982, el PSOE ganó las elecciones de forma mayoritaria, entre otras razones, porque ofrecía ante los ciudadanos la imagen de un Partido fuerte, unido, disciplinado y con un “líder” indiscutible e indiscutido. Esta cohesión interna y el liderazgo definido, junto con los logros de nuestros gobiernos, nos permitió repetir los sucesivos triunfos electorales, de 1986, 89 y 93.
Durante este tiempo causó furor la frase “el que se mueve no sale en la foto”, fiel reflejo de una filosofía política interna que, si bien tenía los beneficios antes aludidos que nos permitían seguir triunfando electoralmente y siendo los motores y protagonistas del cambio de nuestra sociedad, trajeron también consigo los perjuicios de la falta de debate y discusión interna, no solamente sobre el liderazgo de Felipe González, sino también sobre el de todos y cada uno de los “líderes” de cada nivel organizativo.
Esta situación en la que toda disidencia interna era estigmatizada con el “haces daño al Partido”, fue el caldo de cultivo que permitió, si no la aparición de los casos de corrupción, sí al menos el que esos casos de corrupción no fueran cortados y atajados de forma fulminante. Un malentendido concepto de la solidaridad con el compañero, y la tan querida práctica de lavar los trapos sucios dentro de casa, llevó al PSOE a la situación que todos conocemos y lamentamos.
La sociedad española, que ha creído siempre poco en los partidos políticos, y que había comenzado a recuperar esa credibilidad, sobre todo en y gracias al PSOE, se encontró de nuevo abocada al descrédito del sistema de partidos, por culpa del aparente fracaso del único que podía devolver esa credibilidad: el PSOE.
La pérdida de las elecciones generales de 1996 hizo que, de nuevo el PSOE con Felipe González a la cabeza, se planteara la recuperación de esa confianza perdida. La no presentación de Felipe González como candidato a secretario general en el último congreso del partido y la elección de Joaquín Almunia como nuevo secretario general, no son nada más que pasos encaminados a esa recuperación de la confianza de los ciudadanos en los partidos políticos.
La convocatoria y celebración de las Elecciones Primarias para la designación de candidato a las Presidencia del Gobierno son otro paso de gigante en esa misma dirección, que debería de completarse, en un futuro muy próximo, con la participación de los simpatizantes en dichos procesos internos de designación.
Además de devolver la credibilidad de los ciudadanos en los partidos políticos, las elecciones primarias aportan otros muchos beneficios al partido que las implanta y a la propia sociedad, a pesar de lo cual no pocos dirigentes del PSOE han estado expresando hasta hace muy poco tiempo sus dudas sobre los mismos.
Ahora, por fin, ya no es así. Ya nadie pone en duda que la discrepancia y la diversidad de criterios no es otra cosa que la demostración de la viveza y dinamismo del partido, y que aquel que discrepa y lo expresa con corrección y aceptando la democracia interna, no solo no “hace daño al partido” sino que, muy al contrario, aporta beneficios indudables al mismo. A ninguno de los dirigentes actuales del PSOE, en su sano juicio, se le ocurriría hoy afirmar que Pepe Borrell esta haciendo daño a la organización con su participación como candidato en las Primarias.
Aún existen miembros del partido que continúan manifestando algunas preocupaciones ante los posibles riesgos que este proceso entraña. No debemos ocultar que, como afirma un buen amigo mío, son “riesgos menores” y por lo tanto perfectamente asumibles. Entre estos riesgos, uno de los más citados estos días es el de que el Secretario General y candidato Joaquín Almunia pierda las primarias, y ante este resultado adverso, presente la dimisión como secretario general.
A pesar de encontrarme entre los que apoya decididamente a Joaquín, y así lo expresaré con mi voto el próximo día 24 de abril, este riesgo me parece insignificante, aún en el caso de que se produzca esa pérdida de las primarias y la posterior dimisión. La personalidad responsable de Joaquín Almunia y la madurez del Partido hace que este riesgo, para algunos importante, sea absolutamente despreciable.
Ahora sólo falta que el PSOE desarrolle este proceso con absoluta limpieza y normalidad democrática. Y dentro de esa normalidad y limpieza se circunscribe la imparcialidad de los órganos que tienen que garantizarlas.
Esto no quiere decir que los dirigentes del Partido deban mantenerse imparciales y callados ante el proceso. Más bien al contrario, tanto estos, como los cargos públicos, así como todas aquellas personas que pretendan representar algo en nuestra organización, deben de opinar y pronunciarse en este importante proceso. Si los máximos referentes del Partido se mantienen mudos en este momento fundamental de la vida orgánica del mismo, estarán haciéndole un flaco servicio. Que nadie tenga miedo de que su pronunciamiento vaya a condicionar el voto libre y secreto de los militantes. Pero estos, los militantes, necesitan saber qué opinan sobre este tema sus dirigentes, aunque solamente sea para saber si coincide con lo que piensan ellos mismos.
Me ratifico totalmente con lo que escribí hace más de 12 años.