La libertad

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Miguel de Cervantes

martes, 13 de abril de 2010

14 de abril

El 14 de abril de hace 79 años, se proclamó la Segunda República Española, que llevaría a la elaboración de una de las constituciones más avanzadas de su época, cuya aplicación fue truncada por la sublevación fascista de 18 de julio de 1936.
La Constitución de la Segunda República Española supuso un avance notable en el reconocimiento y defensa de los derechos humanos por el ordenamiento jurídico español y en la organización democrática del Estado.
Casi un tercio de su articulado se dedicaba a recoger y proteger los derechos y libertades individuales y sociales. Entre otros avances, amplió el derecho de sufragio activo y pasivo a los ciudadanos de ambos sexos mayores de 23 años y estableció que el poder de hacer las leyes era del pueblo español, a través de un órgano unicameral que recibió la denominación de Cortes o Congreso de los Diputados. Estableció que el Jefe del Estado, Presidente de la República, sería elegido por un colegio electoral compuesto por Diputados y compromisarios, que a su vez eran elegidos mediante sufragio universal, directo y secreto.
Algunos otros principios que la Constitución incorporó o reafirmó como elementos esenciales del ordenamiento jurídico español fueron:
El principio de igualdad de los españoles ante la Ley, al proclamar a España como "una república de trabajadores de toda clase". El principio de laicidad, por el que se iba más allá de la mera separación entre la Iglesia y el Estado para adentrarse en un ámbito de total eliminación de la religión de la vida política. El principio de elección y movilidad de todos los cargos públicos, incluido el Jefe del Estado. Se preveía la posibilidad de la realización de una expropiación forzosa de cualquier tipo de propiedad, a cambio de una indemnización, para utilización social así como la posibilidad de nacionalizar los servicios públicos. Separación de la Iglesia y el Estado, además del reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio.
Casi ochenta años después, algunos de estos principios siguen sin estar plenamente establecidos, y otros muchos son aún discutidos y cuestionados por “los de siempre”.
En fin compañeros, ¡mucha paciencia!


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